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martes, 8 de enero de 2013

La Argentina filonazi de 1938: Circular 11 de José María Cantilo contra los "indeseables" o "expulsados"


Cuando la inmigración hacia la Argentina estaba alcanzando uno de sus puntos más álgidos, cuando eran miles y miles los inmigrantes que llegaban desde tantísimos lugares del mundo hacia Sudamérica en busca de mejor vida, más dignidad y un bienestar que no podían encontrar sus países de origen, comenzó a gestarse en la Argentina una tendencia que mostraría a las claras (y sin dudas) la posición del país a pesar de su eterna y falsa postura de neutralidad. Una vez llegados los nazis al poder en Alemania, se dio lo que muchos esperaban para sus propias sociedades: un enfermo tirano con delirios de dios que llevara a la práctica las más brutales políticas discriminatorias. Eso se dio en la tremenda Alemania del Tercer Reich de maera flagrante pero no fueron pocos precisamente los países, sociedades y gobiernos que de inmediato se sintieron "identificados" y "simpatizaron" con la barbarie nazi. Mal que le pese a la historia argentina, el país sudamericano ha sido uno de los emblemas de las simpatías por el fascismo y el nazismo en la región sudamericana y así las cosas, de aquellas políticas migratorias abiertas y bastante permisivas desde finales del siglo XIX se fue pasando paulatinamente (sin pausa) a otras mucho más restrictivas y no tan blandas (por no decir sectarias...). 
Pero los cambios en la política migratoria de Argentina fueron tomando otro caríz, sobre todo, desde el ascenso del nazismo y Adolf Hitler al poder. 

No fue instantánea la "cercanía" de Argentina con la Alemania intolerante, el proceso venía gestándose desde hacía largo rato. La gran colonia alemana en Argentina supo desde el principio hacer gala de sus ideas nacionalistas (cosa que se venía dando incluso antes de la llegada de Hitler al poder) y muchas familias influyentes y poderosas encontraron buen caldo de cultivo en la sociedad argentina de entonces a la hora de "reclutar simpatizantes" con el nefasto régimen imperante en Alemania. Por supuesto que al decir la gran colonia de alemanes influyentes no estamos hablando de todos, cosa que sería (como mínimo) mentirosa e injusta, pero no hay que dejar de observar que sobre todo después de 1933 la educación de los alemanes en la Argentina estaba "alineada" con las políticas del Tercer Reich y eso caló muy profundo en la sociedad argentina en su gran mayoría. 

Si la llegada de los nazis al poder había sido la semilla germinal de aquellas ideas sectarias en la sociedad argentina de aquel entonces, el paso de los años y el afianzamiento de aquel Reich "destinado a durar mil años" hizo que los miles de adeptos locales se "envalentonaran" y creyeran que ya nada ni nadie los detendría... Así a medida que Argentina "cerraba filas" secretamente con la Alemania nazi, se llegó al año 1938, momento en el cual se redactó una nefasta disposición que (por si faltaba algo) dejaba muy clarita la posición argentina sobre la inmigración judía. La nota redactada por el canciller argentino José María Cantilo  era, sin más vueltas,  una orden concreta para los embajadores argentinos en Europa sobre los procedimientos a llevar adelante con gente que deseaba emigrar a la Argentina. 

Se trataba de la Circular 11 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina durante la presidencia de Roberto M. Ortíz. Siguiendo fielmente las políticas de gobiernos argentinos filonazis, el de Ortíz se encargó de emitir esta sectaria circular (secreta y con orden de no ser divulgada públicamente) en la que se incluyó un párrafo que con "cierta sutileza" prohibía la entrada de judíos a la Argentina. Sobre el final de la "recomendación" de dos páginas decía lo siguiente: "Sin perjuicio de las demás disposiciones establecidas para la selección de viajeros destinados al país, y salvo orden especial de esta Cancillería, los Cónsules deberán negar la visación - aún a título de turista o pasajero en tránsito - a toda persona que fundadamente se considere que abandona o ha abandonado su país de orígen como indeseable o expulsado, cualquiera que sea el motivo de su expulsión. Este Ministerio espera que el celo y buen criterio del Señor Cónsul suplirán a este efecto la información formal que no sea posible obtener en cada caso, lo que permitirá establecer la capacidad del funcionario para el cargo que ocupa. Todo caso de duda deberá ser consultado a la Cancillería, así como el de toda persona cuya incorporación al país considere el Señor Cónsul inconveniente. Estas instrucciones son estrictamente reservadas y por ningún motivo deberán ser invocadas ante el público o ante las autoridades del país donde ejerce sus funciones. Quedan derogadas todas las instrucciones anteriores en cuanto se opongan a la presente. Los Señores Cónsules se servirán acusar recibo de la presente circular, directamente al Ministerio de Relaciones Exteriores".
A buen entendedor, pocas palabras: "...toda persona que fundamentalmente se considere que abandona o haya abandonado su país de origen como indeseable o expulsado..."



La circular 11 redactada y firmada por José María Cantilo el 12 de Julio de 1938.


Argentina hizo la "vista gorda" ante esta circular secreta del Minsiterio de Relaciones Exteriores y Culto durante décadas, por lo cual el comunicado oficial siempre estuvo vigente en el país. Recién en 2005 la Circular 11 fue simbólicamente derogada durante el gobierno de Néstor Kirchner tras el descubrimento en la embajada argentina en Estocolmo de la única copia existente (qué lejos la mandaron...¿no?) de la circular. La copia fue descubierta por la investigadora Beatríz Gurevich y denunciada por el escritor/investigador Uki Goñi en su libro "La auténtica Odessa". En un acto llevado a cabo en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, y con presencia de los nombrados junto al Ministro de Relaciones Exteriores de entonces, Rafael Bielsa, finalmente la nefasta Circular 11 (tras 67 largos años de vigencia en Argentina) dejaba de tener validez...