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miércoles, 22 de abril de 2015

El "tesorero de Auschwitz" pide perdón

Histórico juicio en Alemania. Oskar Gröning despojaba a los prisioneros de sus objetos (relojes, dinero), que luego enviaba a Berlín. Lo juzgan por complicidad de la muerte de 300 mil personas. Hoy admitió su culpa. (Publicado en Clarin.com el 22 de abril de 2015)

Oskar Gröning llega al Tribunal. (Foto: Reuters)


Esperaba en la rampa del campo de exterminio de Auschwitz la llegada de las pertenencias de las víctimas. Separaba los relojes de oro, las monedas de distintos países, contaba los montos, los colocaba en una caja de madera y anotaba cuidadosamente la fortuna que iba a enviar a Berlín. Oskar Gröning, "el tesorero de Auschwitz", pidió este martes perdón ante un tribunal alemán que lo juzga por complicidad de la muerte de 300 mil personas en 1944.

Lúcido a sus 93 años, Gröning entró apoyado en un andador y con la ayuda de un abogado a la sala del tribunal de Lüneburg, la pequeña ciudad situada a unos 50 kilómetros de Hamburgo donde vivió sin sobresaltos después de la Segunda Guerra Mundial. "Sin duda soy moralmente cómplice", declaró el anciano de pelo blanco. "Y también admito esa culpabilidad moral aquí, con arrepentimiento y humildad frente a las víctimas. Pido perdón", declaró Gröning ante el tribunal, que debió alquilar una sala grande debido al interés mediático por el que será uno del los últimos juicios por el Holocausto. El llamado "tesorero" o "contador de Auschwitz" es uno de los pocos que relató la vida cotidiana de los miembros de las SS en el campo de exterminio, una vida que él calificó de "normal", como la de un pueblo, con verdulería, vecinos...



 Oskar Gröning en 1944.



En una espeluznante entrevista publicada por el semanario Der Spiegel hace diez años, contó cómo él y sus "colegas" jugaban a las cartas y bebían mientran hablaban del olor de los cadáveres quemándose, de cómo los cuerpos se levantaban al arder. Entre 1942 y 1944, Gröning vió la pila de muertos en un par de ocasiones, por ejemplo cuando todos los SS salieron a la caza en medio de un intento de fuga. Para él, según confesó a Der Spiegel, el exterminio de los judíos era "un método de guerra" y las matanzas eran "horribles" pero se enmarcaban en "lo necesario". "A los judíos les grababan el número de prisionero, a los SS el grupo sanguíneo", explicó en la entrevista, mostrando el cero que tiene en el brazo y relatando que fue él mismo quien en 1944, después de pasar dos años en Auschwitz, pidió su traslado al frente. Había visto a un SS arrojar a un bebé contra un camión, para que dejara de llorar. Y aquella noche se emborrachó para olvidar. Pero la conciencia de crímenes atroces no impidió a Gröning llevar la vida de un hombre común y guardar silencio. Recién habló en los 80, cuando escribió para sus dos hijos y algunos amigos su testimonio de las matanzas. Confesó que había escuchado los gritos de socorro de quienes perecían en las cámaras de gas. Más tarde dió una larga entrevista para un documental de la BBC en la que se definió como una "ruedita", una pequeña pieza en el engranaje del genocidio perpetrado por los nazis, pero en ningún caso como un culpable. "Ni siquiera nunca le pegué a un prisionero", dijo entonces.

Oskar Gröning pidió perdón. (Foto: Reuters)


Los millones de víctimas "no fueron asesinados por jerarcas nazis", fueron justamente estas "rueditas" las que permitieron el funcionamiento de la maquinaria de exterminio, destacó ayer el abogado Thomas Walther a la emisora berlinesa Inforadio.
Walther criticó fuertemente a la justicia alemana por haber descartado una y otra vez la responsabilidad de los administradores grises del Holocausto, los llamados "criminales de escritorio" que ocupaban funciones como la de Gröning en los campos de exterminio. El abogado defensor Hans Holtermann consideró en cambio que Gröning nunca tuvo una participación directa en los crímenes nazis y que su sola presencia no lo convierte en cómplice.
El juicio al "tesorero de Auschwitz" se limita a un período de mediados de 1944, cuando llegaron al campo de exterminio 137 trenes con unas 427 mil personas, de las cuales al menos 300 mil fueron asesinadas. Para los sobrevivientes y descendientes de las víctimas que viajaron desde distintos países del mundo para dar su testimonio, lo importante no es la condena, sino el juicio mismo y sobre todo la sentencia.         


    



Por Araceli Viceconte para Clarin.com
Artículo original: http://www.clarin.com/mundo/Oskar-Groning-tesorero-Auschwitz-pide-perdon_0_1343265881.html

miércoles, 29 de mayo de 2013

Jakov Djugashvilii: el hijo de Stalin capturado por los nazis

 Jakov Djugashvilii detenido por los nazis.


El 16 de julio de 1941, cerca de Vitesbsk (Rusia), se libró la durísima batalla de Smolenko. Allí las tropas nazis capturaron, entre otros, a un joven militar soviético de 34 años quien al ser interrogado tras su detención dijo que su nombre era Jakov Djugashvilii.
El joven Jakov era un ingeniero civil que durante la segunda guerra mundial cumplía funciones de Teniente de Artillería al comando de una batería del 14° Regimiento de Obuses, 14° División de Tanques.
De las tantas versiones que se han contado sobre aquella jornada bélica, la que más hondo ha calado y que más verosimilitud tiene es aquella que dice que los alemanes estaban aún muy golpeados (y no era para menos) tras el desastre en Stalingrado, buscando por todos los medios lograr la recuperación del Mariscal de Campo Friedrich von Paulus (prisionero de los rusos), cosa que pensaban podrían llegar a lograr a través de la intermediación de la Cruz Roja Internacional. La idea era intercambiar al "desconocido" prisionero ruso Jakov Djugashvilii mano a mano por Friedrich von Paulus.
Cuando la propuesta llegó a oídos del brutal y sanguinario Iósif Stalin, líder de la Unión Soviética, éste no pudo menos que rechazar totalmente aquella alocada e inconducente propuesta que los nazis habían osado realizar. A Stalin no le gustaba nada la idea de negociar, sea lo que sea, con los nazis y mucho menos le gustó la propuesta tras escuchar el nombre del prisionero ruso que los nazis pretendían devolver.
Las vueltas de la vida, el destino o vaya uno a saber qué cosa, hicieron que el nombre de Jakov Djugashvilii llegara hasta Stalin, provocándole al tirano ruso un escozor que difícilmente haya experimentado alguna otra vez. Jakov Djugashvilii era, ni más ni menos que, su hijo.

Stalin no se ha caracterizado jamás por su compasión o sus buenos sentimientos, por lo cual si alguien albergaba esperanzas de que finalmente aceptara intercambiar a Friedrich von Paulus por su hijo estaba más que equivocado. Quienes han estado cerca del dictador ruso aseguraron por entonces que Stalin dijo  "Yo no tengo ningún hijo llamado Yakov" a lo que luego agregó que "la Unión Soviética no intercambia Mariscales de campo por soldados rasos..."

Iósif Stalin (cuyo verdadero nombre era Iósif Vissariónovich Djugashvilii) siempre estuvo enfrentado con su hijo, de quien además con el paso del tiempo se fue distanciando paulatinamente. Su costumbre era por lo general detener a los familiares de los soldados capturados por el enemigo o que se rendían en combate, por lo cual su primera reacción tras enterarse de la captura de Jakov fue ordenar la detención de la esposa del soldado capturado por los rusos. Ni con su sangre hizo la más mínima excepción... Stalin detestaba desde hacía mucho tiempo a Jakov, e incluso llegó (como en este caso) a negarlo en reiteradas oportunidades. Cuenta la historia que muchos años antes y por un desengaño amoroso Jakov intentó suicidarse sin éxito, tras lo cual fue el propio Stalin quien le dijo a un allegado: "Ni siquiera sabe hacer eso". Stalin estaba convencido de la cobradía de su hijo y fue eso lo que lo llevó a pensar que Jakov en realidad se había rendido ante los nazis sin luchar. No iba a remover cielo y tierra por ese perdedor de Jakov, mucho menos teniendo en mente a los millones de valientes soldados rusos que daban la vida disparando contra los nazis. Jakov, según Stalin, no lo merecía. Para rematar la faena Stalin dijo (creyendo que Jukov sería ejecutado de inmediato por los nazis): “Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística”.


 Jakov Djugashvilii detenido por los nazis y declarando antes sus captores.


Jakov Djugashvilii fue enviado por los nazis al Campo de Concentración de Sachsenhausen y allí permaneció penando por espacio de dos años. Fue recién en 1943 que las autoridades nazis del campo recibieron (no con poca sorpresa) un dato estremecedor: Jakov Djugashvilii era el hijo del tirano ruso, su peor enemigo, el atroz Iósif Stalin. El "chisme" les había llegado de boca de uno de los compañeros de barraca de Jakov...
Los nazis creyeron que su gran oportunidad había llegado y le propusieron a Jakov la oportunidad de poder "pasarla mejor" en el campo a cambio de información de primera mano sobre el dictador Stalin. Jakov Djugashvilii se mantuvo imperturbable y no varió en nada su postura, negándose a colaborar con el enemigo y guardándose para sí mismo todo lo que pudiera contarles sobre su renegado padre.
La vida llegó a su fin para Jakov Djugashvilii el 15 de abril de 1943 en el Campo de Concentración de Sachsenhausen. Inicialmente se hizo correr la voz de que se había suicidado, pero las fuentes más confiables aseguran que en un vano intento de escape las balas nazis dieron en su espalda y su cuerpo quedó entremezclado con el alambre de púa de su prisión. La foto del cuerpo inerte ha sido conmovedora para miles de personas a través de los años, que han considerado esa imagen como un ícono del intento de librarse de las garras de la opresión y la barbarie, la de los nazis y la de Stalin. Muchos se han conmovido, menos su padre...


 Jakov Djugashvilii murto en el Campo de Concentración de Sachsenhausen.