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domingo, 11 de agosto de 2013

Philippe Loret: "Soy el nieto de Adolf Hitler"

Philippe Loret, un plomero francés, un hombre común y corriente asegura ser el nieto de Adolf Hitler. Hijo de Jean-Marie Loret, quien en vida también asegurara (y prácticamente demostrara) ser hijo del dictador alemán, este hombre además de contar con un leve parecido físico con el Führer nazi, tiene los datos suficientes para demostrar y acreditar que su abuelo era en efecto el tirano Adolf Hitler. Lea su historia.

Philippe Loret y... los retratos de su abuelo.


Philippe Loret es un francés, plomero de profesión, cuya vida podría ser más o menos similar a la de cualquier mortal sobre la tierra. Loret sería uno más entre tantos seres anónimos que se ganan el pan a diario haciendo lo suyo pero, las vueltas de la vida, lo han convertido en alguien que tiene una interesante historia que contar. Este hombre de 56 años asegura, a quien quiera y sepa escucharlo, que es ni más ni menos que descendiente directo del mismísimo Adolf Hitler. Philippe Loret dice concretamente: "Soy el nieto de Adolf Hitler".
La historia de Philippe Loret comenzó a ocupar espacio en los medios recientemente tras conocerse un diario personal escrito por un tal Leonard Wilkes, uno de los primeros soldados aliados que desembarcó en Normandía durante el histórico "Día D". El diario personal de Wilkes fue encontrado por su hijo y algunos de los pasajes del mismo le resultaron lo suficientemente atractivos e intrigantes como para guardárselos sin darlos a conocer.
Leonard Wilkes escribió en su diario algunas cosas que vendrían a corroborar lo que en algún momento contó a los cuatro vientos Jean Marie Loret, padre de Phillipe.
Decía Wilkes en su diario:
"Hoy fue un día interesante. Visitamos la casa en la que Hitler permaneció como cabo en la última guerra, vi a la mujer que tenía un hijo de él. Ella nos dijo que su hijo estaba luchando en el ejército francés contra los alemanes".


 Leonard Wilkes en los días de la guerra y su hijo con el diario personal de su padre.


Leonard Wilkes estaba convencido de la historia que Jean Marie Loret se encargó de dar a conocer muchos años después. Cuando Adolf Hitler era un modesto y casi anónimo cabo alemán apostado en Francia en el verano de 1917 conoció y mantuvo relaciones con una mujer llamada Charlotte Lobjoie. Hitler tenía 28 años de edad y ella apenas 16 y de esos encuentros entre ambos nació, en 1918, Jean Marie Loret. Hitler no hablaba franés y Charlotte no hablaba alemán, la relación y la comunicación entre ellos rápidamente se esfumó pero había quedado como prueba irrefutable de sus encuentros el pequeño Jean Marie. Charlotte entregó en guarda al pequeño hijo a otra familia y el resto es historia, pero la vida los volvió a reunir en momentos en que los nazis ocupaban Francia y la Resistencia francesa comenzaba a hacerse notar. Jean Marie Loret se reencontró con su madre. Charlotte Lobjoie, de inmediato, confesó algo que marcó para siempre la vida de Jean Marie Loret: le contó sobre su encuentro con Hitler en Fournes-en-Weppe, cerca de Lille (Francia) en algún momento de 1917, le habló sobre sus relaciones con el por entonces ignoto cabo alemán y finalmente le dijo que él (Jean Marie) era fruto de aquella fugaz relación. Jean Marie Loret se enteraba por fin de la noticia de su vida: era el hijo no reconocido de Adolf Hitler.
Pasaron los años y cuando finalmente Charlotte Lobjoie falleció fue su hijo quien comenzó a descubrir cosas muy sugestivas entre las pertenencias de su difunta madre. Varios objetos personales de poca importancia y, fundamentalmente, un viejo cuadro pintado y firmado por el mismísimo Hitler colgado como si nada en una de las paredes del hogar. En el cuadro se veía a una campesina de aspecto idéntico al de Charlotte... (ver fotos)


Charlotte Lobjoie y el cuadro pintado y firmado por Adolf Hitler.


A partir de allí la lucha de Jean Marie Loret por ser reconocido como el verdadero hijo de Hitler no tuvo descanso ni pausa. Llegó a contactarse con abogados e incluso se llegaron a realizar los estudios correspondientes con el fin de demostrar la veracidad de sus dichos. Nunca tuvo el "eco esperado", vaya uno a saber por qué extrañas motivaciones, pero Loret tenía el mismo grupo sanguíneo que Hitler (y como un dato pintoresco extra, pruebas caligráficas aseguran que hasta tenía los mismos trazos de escritura).

Los años pasaron, Jean Marie Loret logró hacer de la suya una vida más o menos normal, a pesar de la tremenda carga de "saberse" hijo de uno de los personajes más nefastos de todos los tiempos y así las cosas tuvo descendencia. Siete hijos lo escucharon atónitos hace muchos años cuando Jean Marie los reunió en la tranquilidad e intimidad de su hogar y les dijo: "Niños, tengo algo para decirles: su abuelo es Adolf Hitler".

Jean Marie Loret.

 Certificado de nacimiento de Jean Marie Loret. Francia, 1918.


Aquellos niños reaccionaron como pudieron, del mejor modo posible ante la estremecedora verdad que les había confesado su padre, pero uno de ellos, Philippe, sintió particularmente la tremenda necesidad de volver a hablar del tema. Philippe Loret pasó muchos años "mirando hacia otro lado", guardando silencio (a pesar de la conocida historia de Jean Marie Loret, su padre) e incluso llegó a guardar el secreto con parientes cercanos o familiares de su esposa. Pero para él, ese silencio se ha acabado y se ha animado a mostrarse públicamente asegurando lo que asegura.
Philippe Loret, más allá del silencio autoimpuesto, nunca se quedó quieto ni conforme y fue así que tras la muerte de su padre viajó a Alemania en 1985. Allí mantuvo encuentros con Gudrun Himmler (desde hace años conocida como Gudrun Burwitz, apellido de su esposo), hija del Jefe Supremo de las temibles SS, Heinrich Himmler. Gudrun, además de ser una de las responsables de "Stille Hilfe" ("Ayuda Silenciosa", una agrupación que desde los años '50 se dedica a ayudar y proteger a los nazis en fuga) se encargó de presentar a Philippe Loret con una amante de Hitler, desconocida por muchos hasta entonces.
"Ella creía que yo era el nieto de Hitler", afirmó Loret, "porque había oído hablar que él había engendrado un hijo en Francia. Esto significa que su círculo íntimo sabía de Hitler tenía un hijo secreto (…) Hitler tenía más de dos amantes. La mujer que conocí fue amante de Hitler. No voy a nombrarla, pero me dijo que Hitler era un amante tierno y bueno".

Philippe Loret, Jean Marie Loret (arr. der.) y Adolf Hitler en 1917 (ab. der.)




Nota relacionada:
http://historiasladob.blogspot.com.ar/2012/04/jean-marie-loret-soy-el-hijo-de-hitler.html

Fuentes de consulta:
- Perfil
- http://code.jc-mouse.net
- http://www.dailymail.co.uk
- http://historiasladob.blogspot.com.ar 
- http://mercek.tv

domingo, 1 de abril de 2012

Jean Marie Loret: "Soy el hijo de Hitler ¿qué debo hacer?"

Adolf Hitler y Jean Marie Loret

Un día de 1914 un grupo de campesinas francesas llevaban a cabo sus habituales tareas de recolección de paja al borde de una ruta cuando advirtieron del otro lado del camino a un joven soldado alemán que las observaba mientras disfrutaba de una jornada de descanso en la zona de Fournes-en-Weppe, cerca de la norteña ciudad de Lille. El joven soldado se llamaba Adolf Hitler, quien con sus papeles y lápices en mano (fruto de su pasión por el dibujo y la pintura), había conseguido obtener un permiso para descansar lejos del frente, mientras los germanos combatían a los franceses en la zona de Picardía.

El grupo de campesinas, curiosas, estableció que sería una de ellas quien se acercara al soldado alemán para averiguar de quien se trataba. La elegida se llamaba Charlotte Lobjoie, de 16 años de edad en 1914. Ese acercamiento dio lugar con el paso del tiempo a una relación sentimental que habría sido coronada con el nacimiento de un hijo. Jean Marie, el niño en cuestión, nació entre el 18 y el 25 de marzo de 1918 en Seboncourt (región de Picardía, Francia) y con el paso de los años no sólo se convirtió en un casi anónimo trabajador del ferrocarril, sino que de buenas a primeras paso a ser el "hijo de Hitler", clamando por el reconocimiento del apellido de su padre durante años.

Jean Marie Loret

El niño desde recién nacido fue rechazado por su progenitor y por sus compañeros, quienes lo trataban de "sucio alemán". Su madre, Charlotte, lo entregó un día a una familia sustituta, la cual extrañamente se instaló durante los años '20 en un cómodo departamento en Francfort (Alemania) sin ni siquiera haber invertido un centavo en el mismo... Adolf Hitler, recibía noticias de su "hijo" de tanto en tanto pero el lazo padre e hijo nunca llegó a consumarse.
Un buen día, Charlotte le dijo a su hijo: "Tu padre era Hitler" y de allí en más Jean Marie Loret (tal el apellido con el que vivió toda su vida) comenzó una cruzada destinada a ser reconocido finalmente como el hijo de Adolf Hitler, sin más vueltas y sin la más mínima intención de ocultarlo.

La obsesión de Jean Marie Loret por demostrar ser el hijo no reconocido de Hitler lo llevó a una frenética búsqueda e investigación, lo que incluyó interrogatorios a testigos de la época e investigaciones de fisonomía comparativa y estudios sanguíneos en el Instituto de Antropología y Genética en la Universidad de Heidelberg, tras los cuales la ciencia determinó que los dos hombres (Adolf Hitler y Jean Marie Loret) compartían el mismo grupo sanguíneo. Finalmente también solicitó análisis grafológicos y todo pareció darle de a poco la razón...
Un día golpeó la puerta del estudio de Francoise Gibault, un abogado de París, y al ser recibido, lanzó lo suyo: "Soy el hijo de Adolf Hitler... Dígame ¿qué debo hacer?"

Adolf Hitler en 1914 / Charlotte Lobjoie / Jean Marie Loret

Cuando la madre de Jean Marie Loret falleció, su hijo encontró (no con poca sorpresa) que en la casa había cuadros originales firmados por el mismísimo Hitler...(Hitler era un eximio pintor y dibujante).
Loret, vivió extrañamente los días de la segunda guerra mundial luchando contra los nazis en Francia y convirtiéndose en el agente "Clément" formando parte de la resistencia francesa.
Murió en 1985 en la ciudad de Saint-Quentin, Francia. Mientras tanto, el misterio en torno a su verdadera identidad sigue flotando en el aire...