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martes, 11 de noviembre de 2014

Un héroe de los nazis en el Mundial de 1978

Reportaje: El poder del balón - Marca.com

 Hans Rudel

Hermann Neuberger (1919-1992) fue el séptimo presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB). Nacido a pocos kilómetros de la frontera francesa en una zona afectadísima por los pactos que apabullaron a Alemania tras la Primera Guerra Mundial, Neuberger tuvo una activa participación en la Segunda. Combatió en África a las órdenes de Rommel y como capitán de la Wehrmacht estuvo destinado en Roma. Regresó a su país después de haber sido detenido por los británicos e inició una carrera ligada al deporte, primero como periodista y después como funcionario, que le llevó en 1975 a la presidencia de la DFB. Con él siempre viajó la sombra de su pasado cercano a los mandos nazis. En el Mundial de 1978 vivió una de las situaciones más polémicas.

Alemania eligió como cuartel general Ascochinga, un lugar reservado para la Fuerza Aérea argentina y en el que tres años antes estuvo refugiada Isabel Perón junto a las esposas de Videla y Massera, dos de los rostros principales de la sanguinaria dictadura que entre 1976 y 1983 hizo que Argentina recordara lo sucedido en Alemania 40 años atrás. Sabido es que los militares argentinos se apoyaron en antiguos nazis llegados a Sudamérica con identidades falsas y que vivieron durante décadas soñando con un nuevo Reich.

Selección alemana de fútbol en Ascochinga, Argentina.

Helmut Schön, entrenador de la selección de Alemania en el Mundial Argentina 1978.


A uno de ellos, Hans Ulrich Rudel, le abrió las puertas de la concentración alemana Neuberger a la par que las cerraba a Gunter Netzer. Mientras que al héroe nazi de guerra (piloto condecorado con la más alta condecoración, la Cruz de Hierro con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Diamantes del III Reich y que estuvo involucrado en cerca de 2.500 misiones de guerra) se le ponía alfombra roja, la DFB se la negaba a Gunter Netzer, campeón de Europa con Alemania en 1972 y del Mundo en 1974 y que estaba en Argentina como colaborador de un diario alemán. Esa situación generó un enorme escándalo.

Mientras el resto del equipo había elegidos hoteles, Alemania optó por una fortaleza militar rodeada de tropas armadas hasta los dientes. Allí se presentó Rudel, que había vuelto a su país para convertirse en héroe de los que a mediados de los 70 ya no ocultaban su nostalgia por el nazismo. Vinculado siempre al deporte a través de la figura de Guido von Mengden (Secretario para el Deporte de Hitler) y de profundas ideas antisemitas, Rudel ya estuvo en el Mundial de 1958 al lado de la selección alemana a causa de su amistad con el entonces seleccionador alemán, Sepp Herpberger. El nombre de Rudel aparece ligado a la Operación Odessa (la que llevó a América a muchos nazis al acabar la Segunda Guerra Mundial con el apoyo de vencedores, Iglesia Católica, neutrales…), quedó registrado en el Club Andino de Bariloche y coincidió en Sudamérica con el siniestro Mengele. Tras escapar del cerco soviético, el propio Stalin firmó una orden que fijaba una recompensa de 100.000 rublos por su cabeza, y perder la pierna derecha por las heridas sufridas en febrero de 1945, en Argentina forjó una estrecha relación con Juan Domingo Perón.

Hans Ulrich Rudel junto a Juan Domingo Perón en los '60 y en los '70.


La filtración de la visita a la selección alemana en pleno Mundial de Argentina provocó un enorme escándalo en la prensa germana. A las críticas respondieron presidente de la Federación y seleccionador Helmut Schön tenía amistad con Rudel) asegurando que no veían problema alguno en abrir las puertas a un ciudadano alemán de pleno derecho.

 Adolf Hitler condecora a Hans Rudel.


Antes del Mundial, los jugadores de la selección alemana habían sido advertidos ante la posibilidad de ser preguntados sobre la violación de derechos humanos en la dictadura argentina y para que evitaran cualquier acto de apoyo con las madres de la Plaza de Mayo durante el torneo. “¿Me haría esa pregunta si el Mundial se jugara en la Unión Soviética?”, respondió el capitán germano, Berti Vogts, al ser preguntado en la televisión WDR si creía que en Argentina se estaban vulnerando los derechos humanos.

 Berti Vogts enfrentando a Holanda en la provincia de Córdoba, Mundial Argentina 1978.

Neuberger nunca se arrepintió de su decisión ni sus palabras: “Supongo que no se critican sus acciones como piloto de guerra de nuestro país. No dejarle entrar hubiera sido un insulto a todos los soldados alemanes”. Esas palabras fueron aplaudidas y ampliamente difundidas por la prensa neonazi y duramente criticadas por la cercana a la izquierda.

Rudel murió el 18 de diciembre de 1982. La Cruz de Hierro con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Diamantes del III Reich del ‘cazatanques’ es un objeto habitual en la venta y subastas de internet de recuerdos de condecoraciones militares. Hay quien asegura tener certificados de una venta de 1947 y venderla por 99.000 euros.

Por Miguel Ángel Lara- Marca.com

Artículo original: http://www.marca.com/reportajes/2014/02/el_poder_del_balon/2014/11/03/seccion_01/1415035911.html

miércoles, 4 de julio de 2012

La inocultable amistad entre Juan Domingo Perón y el nazi Hans Ulrich Rudel

MUCHO SE HA DICHO SOBRE LA LLEGADA Y PRESENCIA DE LOS NAZIS A LA ARGENTINA. NO POCOS HAN SIDO LOS QUE TRATARON DE OCULTAR LO INOCULTABLE Y OTROS TANTOS SON LOS QUE SIMPLEMENTE MIRAN HACIA OTRO LADO. SIN EMBARGO, "LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD" HA DICHO ALGUIEN ALGUNA VEZ.

Hans Ulrich Rudel y Juan Domingo Perón en Buenos Aires, 1974.


El final de la Segunda Guerra Mundial significó no sólamente la caída del Tercer Reich y el triunfo de los aliados, sino también marcó el comienzo de una etapa que (también) tendría como protagonistas a los nazis que comenzaron (bajo la protección de una vasta y muy extendida red internacional) a huír hacia diferentes puntos del planeta. Sobre este tema mucho se ha escrito y mucho se ha dicho, debatiéndose siempre sobre la posibilidad de encontrar el límite entre la realidad y la leyenda.
Muchos jerarcas nazis han llegado a estas tierras desde 1946 en adelante. No han sido nazis de segunda línea ni mucho menos (que también los hubo) y así las cosas, tenemos los concretos casos de personajes entre los que podemos destacar a Adolf Eichmann, Erich Priebke, Martin Bormann, Josef Menguele, Joseph Schwammberger y tantos otros.
La lista, claro está, puede completarse con otros nazis llegados a la Argentina y amparados debidamente por un régimen que les resultó más que amigable como el imperante en la Argentina bajo el mando de Juan Domingo Perón. Allí están los casos de Adolf Galand, Kurt Tank, Ante Pavelic (el líder de la Croacia nazi y asesor de Perón) y finalmente el caso de  Hans Ulrich Rudel.

¿Y quién era  Hans Ulrich Rudel? Se trataba, ni más ni menos, que de uno de los soldados más bravos (en todo sentido), con más arrojo y más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Rudel "atesoraba" en su palmarés una lista negra de bajas por él producidas en la contienda. Rudel fue coronel de la Luftwaffe desde sus 26 años de edad siendo el único responsable de 2.530 vuelos de combate, 519 tanques de guerra y blindados destrozados, 150 destacamentos artillados totalmente destruídos, 70 buques de guerra enemigos hundidos y 800 vehículos militares de todo tipo puestos fuera de circulación. Como "frutilla de la torta", su heróico regreso de una misión en la que fue tan seriamente herido razón por la cual perdió una pierna a pesar de no "acusar recibo" y seguir peleando.

Adolf Hitler y Hans Ulrich Rudel.


Para un "soldado" del Tercer Reich eso era algo para enorgullecerse, era algo grande, cosa que le valió ser el único soldado alemán en quedarse con el más que dudoso privilegio de llevar en su chaqueta la "Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble Doradas y con Espadas y Brillantes". Sus encuentros con Adolf Hitler y la nefasta admiración que el sangriento dictador alemán profesaba por Rudel hablan por sí solas de este hombre...
Pero no sólo Adolf Hitler lo admiraba, lo respetaba y le dio su "amistad". Por este lado del mundo también supo ser merecedor de todo eso y Juan Domingo Perón fue el abanderado de los que disfrutaban de contarlo entre sus amistades...
Perón gozó de su presencia (la de Rudel) en la Argentina y consiguió que el nazi se convirtiera en mucho más que su amigo personal y consejero. Perón logró que Hans Ulrich Rudel fuera uno de los creadores de la Fuerza Aérea Argentina y miembro activo de IAME, institución estatal que produjo en la Argentina el primer avión a reacción fabricado en el país, con tecnología (obviamente) "alemana".

Felicitado y admirado por la plana mayor de los nazis.


La amistad y colaboración de Rudel (considerado por los neo nazis en la "reformada" Alemania de posguerra, como el nuevo Führer) y Perón se prolongó en el tiempo y así las cosas, los dos pudieron volver a encontrarse en 1974, poco antes de la muerte de Perón en la residencia que el tres veces presidente de Argentina tenía ubicada en la calle Gaspar Campos, en la localidad de Vicente López, Buenos Aires (Ver primera foto de este post).


Un Perón entrado en años junto a Rudel. No fue sólo una relación de amistad momentánea.


Hans Ulrich Rudel ha sido un nacionalsocialista que nunca renegó de sus ideas y que siempre trató de imponerlas sea donde sea. Nunca retrocedió y nunca sintió la más mínima culpa por haber sido uno de los estandartes indiscutidos del poderío bélico y destructivo del Tercer Reich. Tal vez por eso mismo haya tenido tan buen recibimiento en Argentina.
Murió en Rosenheim, Alemania, el 20 de diciembre de 1982. Más de uno en Argentina seguramente se habrá lamentado.