domingo, 29 de noviembre de 2015

El gorila amigo de Perón



Mientras se encontraba viviendo los últimos tramos de su exilio madrileño en la Quinta "17 de Octubre" en Puerta de Hierro, el Teniente General Juan Domingo Perón  pasó largas horas hablando con el periodista y escritor Tomás Eloy Martínez. Esas charlas terminaron dando forma a sus imperdibles memorias grabadas en las cuales Perón se abrió y se sinceró de un modo muy especial, poniendo sobre la mesa muchos de los temas de los que nunca antes se había animado a hablar.  No hubo tema que no tocara el viejo líder sentado frente a frente con el periodista que -café mediante- le hizo volver el tiempo atrás pasando por su formación militar, sus ideas, los inicios del Peronismo, Evita, los nazis, todo. Esas conversaciones amenas y relajadas lo mostraron tal como era en realidad, un trabajo excepcional de su interlocutor, sin dudas.
En uno de esos encuentros, Perón comenzó a hablar de su hermano y finalizó contando una anécdota curiosa en la que, entre sonrisas pero sin dejar de atender la cuestión con un cierto dejo de resentimiento, se dio el lujo de tomar a la "chacota" la -siempre incómoda- presencia de los "gorilas" que eran presentados como la viva expresión del antiperonismo de su tiempo.
Dijo Perón en esa oportunidad:
"Mi hermano Mario era un héroe para mí: un muchacho un tanto introvertido, demasiado serio para su edad, más estudioso que yo y hasta creo que más inteligente. Por lo menos aprendía más de prisa. No lo evidenciaba por su carácter un tanto retraído en sus cosas. (...) Mario murió a los sesenta años, cuando me eligieron Presidente, él conservaba su campo en la Patagonia, pero vivía en Buenos Aires. Un día lo llamé y le dije: "Mirá hermano, aquí trabajamos todos para mejorar el país. Vos vas a tener que trabajar en algo también". 
Me contestó: "No, yo ya estoy jubilado. Trabajá vos, que te has metido en ésto. A mí dejame tranquilo".
Resolví insistirle: "Tengo una cantidad de cosas que me interesan", le dije. "Pensá en qué podés ocuparte". Pensó un poco y, al cabo de un tiempo, me llamó. "Vos sabés que me he pasado la vida entre animales. Los que no me gustan son los hombres. El único puesto que te aceptaría es el de director del Zoológico. Y te aseguro que te lo convierto en el mejor del Mundo."
Lo nombré en seguida ad honorem. Se puso a estudiar el tema, hizo una clasificación rigurosa, separó a los felinos, analizó las costumbres y características de cada especie. No se qué pasó pero los animales estaban maravillosamente bien. Empezaron a parir en cautiverio: los leones, los tigres y hasta el hipopótamo tuvieron crías.
A mí me gustaba verlo entrar a la jaula del gorila: había allí un gorila negro y grandote, animal furioso al que todos temían. Sin embargo, se dejaba tocar por él y hasta se convirtió en su amigo.
Esa fue la única vez que los Perón tuvimos un amigo gorila".

Dicen por allí que la política es el arte de lo posible, Perón sabía mucho de eso. Sin embargo, la brecha insondable -que él mismo ha fomentado- (mantenida aún en nuestros días) entre peronistas y antiperonistas, entre el llamado gorilaje y los cabecitas negras de Perón, jamás pudo ser atravesada.
Y lo que es peor, tal vez nunca se logre cruzar.

Marcelo García
Historias Lado B



Fuente: "Las memorias del General" - Tomás Eloy Martínez - Planeta - Argentina - 1996.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuando Perón hablaba a través de Descartes

Cuando Juan Domingo Perón quería decir lo que pensaba sin que la gente supiera que quien hablaba (en realidad) era él, se hacía llamar Descartes y publicaba sus artículos en el periódico oficialista "Democracia" (sí, "Democracia").
Así las cosas, este libro publicado en 1951 bajo el título de "30 artículos de Descartes - Política y Estrategia (no ataco, critico)" es fundamental para leer al "verdadero" Perón.
No faltan -en sus páginas- duras críticas al mundo capitalista de los norteamericanos y una inocultable animosidad contra los británicos, sin embargo, lo que más a menudo salta a la vista es su intratable oposición al comunismo.
Si alguna vez a alguien se le ocurrió la bendita idea de pensar que el hombre iba hacia las ideas de izquierda, tal vez leyendo este libro cambie de opinión el grueso de la tropa de los soldados (actuales) de Perón...



A continuación, la transcripción completa del primer artículo de Descartes:

"Tienen el mundo en sus manos y no saben qué hacer con él?
William Bradford Huie, director de la revista "The American Mercury", afirma que "el presidente Truman, Mac Arthur, Acheson y el Secretario de Defensa, George Marshall, han dado a este país la más triste dirección militar de su historia". Acusa a Marshall y a Mac Arthur de haber instado al señor Roosevelt a hacer a Rusia las mismas concesiones que Hiss (Alger Hiss, acusado ante la justicia norteamericana de servir a los rusos) y otros traidores del Departamento de Estado le urgían que hiciera.
Dos acusaciones que demuestran el estado actual de la dirección de la política y la guerra en Estados Unidos. Los países, como los pescados, comienzan a descomponerse por la cabeza.
La incapacidad y la traición han sido siempre las causas de las derrotas. Bastaría echar una mirada a la historia militar de todos los tiempos. La guerra es una materia difícil y su experiencia "en carne propia" es muy cara y llega tarde.
En la guerra no se aseguran los éxitos con una propaganda costosa, hecha a base de mentiras, de difamaciones y de caluminas. Son necesarios aciertos que sólo se acumulan a base de sabiduría y de prudencia.
¿Podemos decir que esas condiciones concurren en los personajes mencionados por Bradford Huie en su artículo?; ¿indican los acontecimientos de Extremo Oriente que algo de esas condiciones se puede encontrar en la dirección de la guerra y en la conducción de las operaciones? Evidentemente, las circunstancias y los hechos dan la razón a Bradford Huie.
China ha pasado a ser el "eje de Asia" después de la caída de Japón. Cuando Estados Unidos abandonó a su suerte a Chiang-Kai-shek, renunció a Asia y con ello entregó a China a los comunistas. Era de esperar que con ello entregaba también y sucesivamente a Indochina, Indonesia y tal vez Australia. Los que entienden algo de estas cosas supieron que ello lo haría Estados Unidos para dedicarse sólo a Europa y tener así, por lo menos, superioridad en un frente, sacrificando territorio en beneficio de la concentración de esfuerzos y evitando la dispersión de los mismos hacia teatros de guerra secundarios y remotos.
En ello los rusos vieron su posibilidad de lanzarse a la conquista de Corea como primer objetivo, pero tuvieron la prudencia de hacerlo con coreanos. La sorpresa ha de haber sido grande cuando conocieron que los americanos del Norte que abandonaron a China se decidían a defender a Corea. Se nos imagina este hecho como una persona que presencia impasible que a otra se le corte la cabeza y luego reacciona, se enoja y hasta pelea porque después de la decapitación se pretende cortarle el dedo meñique al cadáver.
De estas incongruencias políticas y militares está empedrado el camino que conduce al desastre en todos los hechos de la historia".


Descartes
Enero 24 de 1951.



Este primer artículo fue escrito por Descartes (Perón) en pleno desarrollo de la Guerra de Corea, librada entre 1950 y 1953 enfrentando a Corea del Sur, apoyada por los Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas, contra Corea del Norte, apoyada por la República Popular China, con ayuda de la Unión Soviética. De sus palabras, advertimos que Descartes se mostraba contrariado por el avance comunista en Asia, posiblemente apañado por determinadas políticas norteamericanas para terminar de darle formas a un concreto y muy definido enemigo. Así, Descartes, advertía a quien quisera entenderlo sobre el peligro del avance bolchevique que -según sostenía- luego se daría a escala mundial.

Marcelo D. García
Historias Lado B